viernes, 23 de enero de 2015

Porno Amateur

Casi cualquier estudiante universitario a veces se ve obligado a hacer cosas que nada tienen que ver con presentarse a un examen en la convocatoria de febrero o sacar cuatro libros de la biblioteca. Trabajitos extra, podríamos considerarlos. Actividades fuera de la facultad. Voluntarias, por supuesto (faltaría más) Yo nunca había tenido que recurrir a nada parecido, pero ya sabéis: nunca digas de este agua no beberé, ni este cura no es mi padre, ni esta *ejem* no me ca... *ejem,* ...be (estoy intentando ser comedida, al menos en Porno Amateur :p)

Me pasó el contacto una compañera de clase, vía Enlace, de forma discreta. Me dio su nombre, su dirección, su teléfono. Lo típico, vamos. Era un hombre de mediana edad que sólo pedía dos requisitos. Me alegré, hay otros mucho más exigentes.
1. Llamarle por teléfono para concretar la cita.
2. Llevar escote. La ropa interior daba igual, y la parte de abajo también. Pero el escote era muy recomendable.



Acepté. El precio que me ofrecía... me pareció adecuado y al fin y al cabo, lo que importa en estas cosas es el dinero.
La verdad es que fue más difícil encontrar un día que me viniera bien que un suéter escotado. Ensayé la cara que pondría, consciente de que tenía que parecer alegre y serena, aunque no estuviera pasando un buen rato. Fingir... ¿sabría hacerlo? :p (qué pasa, hay quien no tenemos que recurrir a esas estrategias) De todas formas, no puedo negar que tuviera experiencia en este tema: la primera vez pasó con 17 años, y no fue una compañera de clase sino el director de mi colegio quien me puso en contacto con la persona en cuestión. No discuto la moralidad de este asunto.

Algunas amigas que habían hecho lo mismo semanas o meses antes, me advirtieron: te dará una ropa especial que tendrás que ponerte en un cuarto. "Costumbres fetiches", pensé al tiempo que decidía que no me importaba.

Me costó encontrar la dirección más de lo previsto. Me abrió una mujer y me explicó por encima lo que tendría que hacer. Después, me llevó a la habitación del fondo para que me vistiera. Cuando él entró yo ya me había cambiado.
-¿Ves qué guapa? Si quieres algún sábado por la noche te dejo el atuendo y sales de fiesta con él.
-Gracias, pero... yo soy más de otro estilo.
-Laura, ¿verdad?
-Verdad.